2019, un año de éxitos para Arzuaga

Entramos en diciembre, el último mes del año. 2019 llega a su fin y lo cierto es que, si echamos la vista atrás, en Arzuaga estamos orgullosos de asegurar que este ha sido un año lleno de éxitos para todo el complejo enoturístico de Arzuaga.

Si empezamos por el final, siempre recordaremos este 2019 como el año en el que nuestro restaurante gastronómico, Taller, consiguió su primera Estrella Michelin. Alcanzamos el firmamento de la Guía Michelin, la más prestigiosa en el sector, con este ambicioso proyecto capitaneado por Amaya Arzuaga y con el asesoramiento de Víctor Gutiérrez y en el que la vanguardia gastronómica se da la mano día a día con la cocina kilómetro cero y el mimo en los espacios que se sitúan frente a los viñedos. Sin duda, un honor para toda la familia que formamos Arzuaga.

Y, si a nivel gastronómico destacamos la Estrella Michelin, por lo que respecta a la enología 2019 quedará marcado como el año en el que se consolidó una de las últimas apuestas de Arzuaga en materia de vinos. Y es que la Guía Peñín, uno de los manuales más importantes y consultados, ha otorgado su premio Vino Revelación al Arzuaga Albillo 2007. Una confianza de Bodegas Arzuaga en la innovación a través de nuestro primer vino blanco elaborado en la Ribera del Duero. Un vino que, además, ha adquirido su esencia tras 11 años de crianza, siete ellos en barrica. Una apuesta en la que arriesgamos y trabajamos durante años y que ha culminado en este gran reconocimiento por parte de la Guía Peñín, que lo sitúa como un vino prodigioso.

Eso sí, si nos paramos a pensar en la mejor representación de la evolución de este año, probablemente la respuesta la encontremos en la viña. Esta añada ha culminado con buenos índices de sanidad y de calidad, lo que augura buen resultado en los vinos que se comercializarán. Eso no quiere decir que el ciclo vegetativo, con todos sus estados fenológicos no haya recibido el impacto de la naturaleza. Enero llegó con sus heladas, que caían sobre las ramas desnudas de la viña. Unas pocas semanas después, la subida de la temperatura ya se apreciaba y en marzo llevamos a cabo la poda en Arzuaga, con la que encaminar la planta para que nos de la calidad deseada en la vendimia. Con la llegada de la primavera, también llegó la brotación. La hoja empezó a brotar de nuevo y llevamos a cabo en nuestros viñedos la poda en verde en la que, a mano, limpiamos bien la parte de la vegetación que no interesa que permanezca. Tras ella, la floración. La uva comienza a cuajar, alcanza el conocido tamaño de guisante hasta Vendimia y continúa en su maduración hasta cambiar de color aproximadamente en septiembre en el proceso conocido como envero. A partir de ahí, esperar hasta que la uva complete su ciclo de maduración y esté en su punto óptima para recogerla. Hemos llegado a la vendimia. El momento en el que el ciclo vuelve a empezar. En el que recogemos el fruto del trabajo de todo el año.

Ahora, en la bodega, ya se está elaborando el que será el vino del año 2019. ¿Qué mejor manera de acabar el año que con este mágico proceso? ¡Gracias por acompañarnos en este año y feliz 2020!

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