El ciclo de la vid en Bodegas Arzuaga

Elaborar vino es una interacción entre la naturaleza y el saber hacer de la viticultura en el que el ciclo de la vid es el centro de todo. En Bodegas Arzuaga lo sabemos y por eso cuidamos del viñedo a lo largo de todas las estaciones. Porque de ese esmero a lo largo de los doce meses del año van a nacer nuestros vinos. Así que acompáñanos en un paseo por todos los momentos del ciclo de la vid, desde el invierno hasta el otoño.

El invierno es el momento de la poda y el reposo vegetativo. Es el comienzo del ciclo de la vid, cuando las cepas están en estado de reposo vegetativo. Durante este tiempo, los viñedos parecen inactivos, pero la poda es una labor fundamental. En Bodegas Arzuaga, la poda se realiza de manera cuidadosa para controlar el crecimiento de la vid y asegurar un rendimiento óptimo de las uvas. Se eliminan los sarmientos del año anterior, dejando solo los necesarios para la siguiente cosecha. Este trabajo determina el equilibrio entre la producción y la calidad de las uvas.

Luego llega la brotación y floración. Y es que, con la llegada de la primavera, las temperaturas aumentan y la vid despierta. Comienza la brotación, donde aparecen los primeros brotes verdes. Durante esta etapa la vid es muy sensible a las heladas, que pueden dañar los brotes jóvenes. A medida que avanza la primavera, ocurre la floración, momento en que las flores de la vid se transforman en pequeñas bayas. En esta etapa, la polinización y las condiciones climáticas son críticas para la formación de los racimos de uvas.

Y de esa brotación pasamos al envero y la maduración, el momento en el que nos encontramos ahora. Porque el verano es una época de crecimiento activo. Las uvas crecen y empiezan a madurar. En el envero las uvas cambian de color, señal de que están comenzando a acumular azúcares. Durante este tiempo, en Bodegas Arzuaga se llevan a cabo labores de gestión de la canopia y control de plagas, asegurando que cada racimo reciba la luz solar y la ventilación necesarias. La cantidad de agua y la exposición al sol se controlan para influir en la concentración de azúcares y compuestos fenólicos.

Y llegamos al final, a la vendimia, el clímax del ciclo anual de la vid. Dependiendo de la variedad de uva y las condiciones del año, la cosecha puede realizarse desde septiembre hasta octubre. En Bodegas Arzuaga, la vendimia se realiza manualmente para seleccionar solo las mejores uvas. Este proceso garantiza que los vinos producidos mantengan la calidad excepcional que caracteriza a la bodega.

El ciclo de la vid en Bodegas Arzuaga es una combinación de tradición, conocimiento y respeto por la tierra, que da lugar a nuestros vinos. Porque cada etapa es fundamental para garantizar la máxima calidad en los vinos que elaboran.

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