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Tantos años ligados a la Ribera del Duero nos han hecho conocer de primera mano las características principales de esta zona tan destacada y privilegiada para el cultivo de viñedo. Conocemos su clima, su suelo, las necesidades que presenta la viña en cada terruño, el potencial de los mismos y, por supuesto, las especificidades de nuestra región. Hoy, cuando ya vemos más cerca la vendimia, te hablamos de una de las más destacadas en verano, de las que más influye para el resultado final de nuestros vinos: el desfase u oscilación térmica. ¿Quieres saber en qué consiste? ¡Sigue leyendo!
Cuando nos referimos a la oscilación térmica hablamos de la diferencia de temperaturas que alcanza el viñedo a lo largo del día, una característica que otorga a la vid de un proceso de maduración muy particular. Pese a las altas temperaturas que estamos viviendo en este atípico verano en la Ribera del Duero, en líneas generales la oscilación térmica del día a la noche que hay en la Ribera del Duero es muy importante, llegando con facilidad a cerca de 30 grados de diferencia entre el día y la noche durante el verano.
Si pensamos concretamente en la maduración, a lo largo del día hay, por norma general, suficiente calor para ir madurando la uva, pero también solemos contar con noches frescas donde el ritmo vegetativo para, frenemos un poco esa evolución y se mantiene mucho mejor ese componente clave en los vinos de Arzuaga que es la frescura y la acidez.
Así, dentro de las plantaciones de viñedo que tenemos en Arzuaga podemos observar, por ejemplo, una clara diferencia entre nuestros vinos procedentes de la Ribera del Duero y los del Pago Florentino que provienen de Malagón (Ciudad Real). En este sentido, allí los ciclos son más cortos al contar con una temperatura más cálida.
Y es que, como bien sabéis y como os hemos ido contando en este blog, la climatología marca todas las fases del viñedo: la brotación, la floración, el cuajado, el envero… Eso sí, el salto térmico al que hacemos referencia es una de las características más importantes de la Ribera del Duero, no solo por la climatología sino también por el lugar en el que nos encontramos y por la altitud. Es algo propio de la Ribera que se ve reflejado en sus vinos.