La tradición no está reñida con la evolución. En Bodegas Arzuaga lo sabemos y trabajamos para que estos dos conceptos vayan estrechamente unidos. La última prueba de ello es el vino que hoy os presentamos, una de nuestras últimas elaboraciones que, pese a su reciente creación, ya ha cosechado grandes éxitos: nuestro nuevo vino blanco Albillo.
La primera añada, correspondiente al año 2007, cuenta con una limitada producción de 500 botellas. Sin duda, Arzuaga Albillo es uno de nuestros vinos más especiales y singulares, en el que mostramos el enorme potencial tanto de esta variedad autóctona como de la crianza de los grandes vinos blancos. Este monovarietal, embotellado en 2015, cuenta con un tiempo de crianza muy elevado y un envejecimiento de 93 meses en barrica.
El mimo puesto en la elaboración de este vino y la calidad que hemos conseguido en el resultado final ya ha sido reconocida por críticos y publicaciones de máximo prestigio como es la Guía Peñín, una de las publicaciones más importantes del sector que, en su edición de 2020 ha otorgado a este blanco 98 puntos. Y es que nuestro Albillo 2007 se ha convertido, tal y como destacan, “en el primer vino blanco de la Ribera del Duero, al menos en el origen de las uvas, en alcanzar esta puntuación”. “Un blanco de crianza oxidativa del todo atípico pero cargado de complejidad, creado en la etapa de Jorge Monzón, que ha puesto sobre la mesa un nuevo concepto de vino en el que la albillo sí es capaz de mostrar alto nivel”, señalan desde la guía, uno de los manuales de referencia a nivel nacional e internacional.
Tanto es así, que el propio José Peñín, fundador de la Guía, compartió en sus redes sociales una foto disfrutando de nuestro nuevo vino blanco y destacando que “Desde hace poco, Arzuaga ha dado un vuelco a sus vinos, se ha pasado a unos vinos con profundo carácter del terruño con un puntaje en ascensión. El cénit de esta trayectoria lo encontramos en este prodigioso blanco de la albillo castellana, la denominada “mayor”, con una vejez de más de 10 años, complejo, misterioso, con una frescura permanente pero también con la elegancia que da los años”. Unas palabras que, tanto como por su contenido como por el importante prescriptor que las dirige, nos llenan de satisfacción y suponen un reconocimiento al trabajo de años.