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Como bien sabéis, desde Bodegas Arzuaga estamos presentándoos nuestros vinos uno a uno. A través de cuidadas vídeocatas y de posts específicos en nuestro blog, queremos que conozcáis las características de nuestros vinos y, ¿quién mejor para explicároslas que las personas que se encargan de su elaboración? Ignacio Arzuaga, director general de Bodegas Arzuaga, y Javier Bañales, director comercial, son los encargados de llevar a cabo estas catas con las que os invitamos a descubrir los vinos de Arzuaga.
En esta ocasión, os acercamos la cata de nuestro Rosae, dirigida por Javier Bañales, que no duda en definir este vino rosado con una palabra: sutileza. Rosae es un monovarietal elaborado íntegramente con la uva reina en la Ribera del Duero: la tempranillo.
Tal y como señala Bañales “Rosae es uno de los últimos proyectos que surgieron en Arzuaga, con la idea de poder reflejar la tempranillo en otro estado diferente”. Tanto es así que el director comercial de Bodegas Arzuaga no duda en asegurar que este “es un rosado que ha venido a revolucionar las características de los rosados tradicionales de tempranillo, de los rosados de la Ribera del Duero y, en general, de los rosados españoles”.
Si pasamos a las diferentes fases de la cata, a primera vista encontramos un vino de color pálido y sutil. En nariz, “aparecen esas notas florales, de rosas, de fresas silvestres, frutillos rojos…”. Por último, en cuanto a la fase gustativa, Bañales destaca que “la boca entra golosa, perfectamente armonizada, con una buena dosis de acidez”, señalando además que Rosae “es un vino muy largo en cuanto a sensaciones olfativas y gustativas”. “La verdad es que es un placer tener un tempranillo en esta versión rosa”, asegura”, definiéndolo como “un rosado fiel a su origen”.
Y, a la hora de maridarlo, ¿con qué encaja mejor el rosado de Arzuaga? Lo cierto es que es un vino versátil que resulta perfecto para acompañar “desde aperitivos sencillos, toda la clase de arroces y pastas, incluso carnes blancas, pescados ligeros o un poco más grasos…” Además, otra baza que juega a su favor es que, debido a su equilibrio, permite jugar con la temperatura y ser disfrutado tanto con el concepto de rosado fresco como a 10, 11 e incluso 12 grados, momento en el que marida perfectamente con “carpaccios o carnes más complejas, en crudos, cocina asiática…”.
Por último, no podíamos acabar este post, sin hacer mención al peculiar diseño del Rosae. Y es que la etiqueta de este vino esta serigrafiada directamente en la botella, para así poder utilizar cubiteras o frío sin que se degrade. “Queríamos hacer un vino conceptualmente diferente, que fuera Arzuaga en nuestro estilo siempre fino, equilibrado y elegante y, para ello, queríamos que la botella también fuera diferente”, señala Bañales.
Un vino sutil, gastronómico y único, que merece la pena probar.