Dorada a la sal y Fan D. Oro, ¡un maridaje ligero y espectacular!

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¿Quién dijo que en la Ribera del Duero los maridajes solo podían ser con vino tinto y buena carne? Por supuesto esas uniones siempre triunfan (es imposible resistirse, por ejemplo, a un lechazo asado con una copa de Arzuaga Crianza), pero en este post queremos daros otra idea que estamos seguros que os va a encantar. ¿Os apetece apostar por un pescado en su punto y un vino blanco diferente y muy gastronómico?

Si algo destaca en la comanda del restaurante tradicional de Arzuaga es la calidad de nuestros productos y el sabor de nuestras recetas y, por supuesto, los pescados cumplen esa premisa. Merluza con su pilpil y almejas, Lubina a la espalda con gambas, Cogote de Merluza a la Parrilla de leña o Rodaballo salvaje a la plancha son algunas de nuestras exquisitas propuestas. Sin embargo, hoy queremos centrarnos en un pescado que, elaborado de manera correcta y dándole el punto justo de cocción se convierte en un verdadero manjar en nuestras mesas: la dorada a la sal.

Y es que Cuando el producto es fresco y la dorada es de calidad no hace falta ningún ingrediente más que sal gorda para asegurarnos un resultado delicioso y unos sabores potenciados pero delicados que conquistan cualquier paladar. Eso sí, para el éxito de este plato son fundamentales otras dos cuestiones. En primer lugar, que a la hora de retirar la sal lo hagamos con pericia y cuidado para que los granos no caigan sobre los lomos del pescado estropeando su sabor. Y, por otra parte, es muy importante que la dorada quede en su punto exacto y no se pase. Por fortuna, en el restaurante tradicional de Arzuaga podemos asegurar todas las premisas para que el resultado de nuestra dorada a la sal sea espectacular.

Y para acompañarla nuestro equipo de sumilleres os sugiere en esta ocasión que apostéis por nuestro Fan D. Oro. A simple vista este vino, monovarietal de chardonnay, ya destaca por su bello tono dorado. Al pasarlo a nariz encontramos notas de hierbas balsámicas, de piñones, de fruta madura, como melocotón o albaricoque, y un pequeño toque avainillado muy fino. Por último, en boca resulta sabroso, complejo, fluido, con cuerpo, carácter y esa nota de fruta madura, pero con una buena acidez que le da frescor, vivacidad.

Sin duda, un vino muy gastronómico que resulta perfecto para acompañar pescados frescos y tan ricos como nuestra dorada a la sal.

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