Si pensamos en los vinos de Bodegas Arzuaga, incluso si nos detenemos a pensar en los vinos de Ribera del Duero, seguramente lo primero que nos venga a la cabeza son tonos cereza, oscuros, en definitiva, los que caracterizan a los vinos tintos. Sin embargo, por fortuna la zona geográfica en la que nos encontramos permite la innovación, la evolución y, en definitiva, la elaboración de diferentes variedades vitivinícolas. Prueba de ello es nuestro Albillo Arzuaga, un vino blanco que, en su primera añada, ya ha sido elegido como Vino Revelación por la Guía Peñín 2020.
En este sentido, hoy queremos hablaros de un vino que llevamos elaborando desde la añada del 2013 y que sorprende a todo aquel que lo prueba por primera vez: nuestro rosado Rosae Arzuaga. Os hablamos de un vino monovarietal de uva tempranillo, procedente de nuestra finca La Planta y que corresponde a los primeros días de vendimia. Una vez recogida la uva, siempre de manera manual para elegir solo los mejores racimos, en bodega continúa la elaboración con el mismo mimo. En este sentido, la uva se prensa cuidadosamente para extraer únicamente el color deseado, del que os hablaremos más adelante. Todo ello a una temperatura no superior a 12 grados, la misma que se conservará en la fermentación, tras la cual el vino llevará a cabo una decantación natural por frio y se embotella, para conservar su frescura y viveza.
En cuanto a su cata, y comenzando por la fase visual, cuando lo servimos en copa, a primera vista nos encontramos ante un vino rosado pálido, que incluso ofrece tonos irisados. Aunque en esa primera fase no encontramos tonos que nos recuerden a frutos rojos, estos sí aparecen en nariz, con toques frutales y una intensidad aromática alta. Por último, cuando por fin nos llevamos la copa a la boca y pasamos a degustarlo, el Rosae Arzuaga nos ofrece una sensación sabrosa, fresca y amable, que invita a repetir.
No cabe duda de que el rosado está de moda y, aunque en Bodegas Arzuaga llevamos años elaborando nuestro Rosae, os invitamos a que os suméis a esta tendencia y disfrutéis de un rosado bien fresco. Podéis tomarlo solo o, si lo preferís, maridarlo con recetas como cremas de verduras, arroces tanto de mar como de montaña, mariscos, pescados fritos y en salsas, charcutería, carnes blancas, aves asadas o, incluso, sushi o sashimi. En definitiva… ¡un éxito asegurado!